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Día Mundial del Asteroide: por qué las Naciones Unidas celebran este evento

La fecha coincide con un fenómeno que tuvo lugar en Siberia. Qué medidas se establecieron luego de este evento y por qué buscan generar conciencia sobre estos cuerpos celestes.

Desde 2016, científicos, astrónomos, astronautas, artistas, personalidades de todo el mundo y hasta las Naciones Unidas llaman a celebrar cada 30 de junio el Día Mundial del Asteroide.


“El Día Internacional permitirá sensibilizar al público sobre los riesgos del impacto de asteroides e informar sobre las medidas de comunicación en caso de crisis que se adoptarían en todo el mundo si hubiera una amenaza verosímil de impacto de un objeto cercano a la Tierra”, explican desde Naciones Unidas sobre el porqué de la celebración de este día.


El 6 de diciembre de 2016, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la resolución A/RES/71/90, en la que se declara el 30 de junio el Día Internacional de los Asteroides “para celebrar cada año a nivel internacional el aniversario del impacto de Tunguska, en Siberia (Federación de Rusia), ocurrido el 30 de junio de 1908, y para aumentar la conciencia pública sobre el peligro de impacto de los asteroides”. La decisión de la Asamblea General se adoptó a raíz de una propuesta de la Asociación de Exploradores del Espacio, que fue aprobada por la Comisión sobre la Utilización del Espacio Ultraterrestre con Fines Pacíficos.


Según alertan astrónomos y expertos en objetos que viajan por el espacio, los cometas y asteroides que circulan en órbitas cercanas a nuestro planeta, también conocidos como objetos próximos a la Tierra, pueden provocar catástrofes en el globo terráqueo. Según el centro de la NASA que se dedica al estudio de estos objetos, se han identificado más de 16.000 asteroides en las cercanías de la Tierra, algunos de los cuales representan un peligro certero, como el asteroide Tunguska, que causó el mayor impacto registrado de la historia.


La explosión fue detectada por numerosas estaciones sismográficas y hasta por una estación barográfica en el Reino Unido debido a las fluctuaciones en la presión atmosférica que produjo. Incendió y derribó árboles en un área de 2.150 kilómetros cuadrados, rompiendo ventanas y haciendo caer a la gente al suelo a 400 kilómetros de distancia. Durante varios días, las noches eran tan brillantes en partes de Rusia y Europa que se podía leer tras la puesta de sol sin necesidad de luz artificial, según Wikipedia.


En los Estados Unidos, los observatorios del Monte Wilson y el Astrofísico del Smithsonian observaron una reducción en la transparencia atmosférica de varios meses de duración, en lo que se considera el primer indicio de este tipo asociado a explosiones de alta potencia. La energía liberada se ha establecido en aproximadamente 30 megatones. Si hubiese explotado sobre zona habitada, se habría producido una masacre de enormes dimensiones. Según testimonios de la población tungus -la etnia local nómada de origen mongol dedicada al pastoreo de renos- que lo vio caer, “brillaba como el Sol”.

Otro evento reciente sucedió el 15 de febrero de 2013, una inmensa bola de fuego (técnicamente llamada “superbólido”), que se desplazaba a una velocidad de 18,6 km por segundo, entró en la atmósfera y se desintegró en el cielo de Chelyabinsk (Federación Rusa). Según la NASA, el asteroide medía 18 metros de diámetro y pesaba 11.000 toneladas. La energía liberada en el impacto fue aproximadamente de 440 kilotones (es decir el equivalente a la energía explosiva de 440 000 toneladas de TNT). Es el segundo impacto más importante, tras el del Tunguska.


La Oficina de Asuntos del Espacio Ultraterrestre se ha ocupado de los objetos próximos a la Tierra y considera que es necesaria una respuesta internacional ante esta amenaza. Abordar esta cuestión, incluida la identificación de los objetos que podrían colisionar con nuestro planeta y la preparación de medidas para mitigar los efectos, requiere una acción coordinada de la comunidad internacional para salvaguardar la seguridad pública.


Siguiendo las recomendaciones de crear una respuesta internacional ante la amenaza de los objetos próximos a la Tierra, que cuentan con el apoyo de la Comisión sobre la Utilización del Espacio Ultraterrestre con Fines Pacíficos, se crearon en 2014 las siguientes instituciones:


La Red Internacional de Alerta de Asteroides (IAWN: International Asteroid Warnig Network), establecida en el 2013 por recomendaciones de la ONU, es una de las iniciativas que buscan detectar y dar seguimiento a todos los NEO (Objetos Cercanos a la Tierra por sus siglas en inglés), para alertar a los Gobiernos de posibles impactos y sus consecuencias.


La IAWN está integrada por una treintena de instituciones científicas relacionadas con la ciencia espacial como la NASA; la ESA (Agencia Europea del Espacio); la CNSA (Agencia Nacional de Administración del Espacio de China); el INASAN (Instituto de Astronomía de la Academia de Ciencias de Rusia); la ASI (Agencia Espacial Italiana), entre otras. El Grupo Asesor para la Planificación de Misiones Espaciales es un foro de agencias espaciales que determina las tecnologías necesarias para desviar los objetos próximos a la Tierra, con el objetivo de consesuar medidas para la defensa del planeta.


Actualmente, se organizan acciones en todo el mundo para recoger firmas en favor de la Declaración 100X. Su objetivo es concienciar del peligro que significa el impacto de un asteroide sobre la Tierra, y la importancia de descubrir y seguir los miles y miles de estos objetos potencialmente peligrosos para la vida en nuestro planeta.

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