La mayoría de los grandes premios han sido otorgados a varones. Cómo cambia esa ciencia para acortar la brecha de género que empieza con el prejuicio de que las niñas y las adolescentes no tienen capacidad para hacer cálculos.
Por siglos se creyó que la matemática era cosa de hombres. Que ellos eran mejores para hacer cálculos y resolver problemas y que estaban más capacitados para seguir carreras relacionadas. Así la matemática ha sido un terreno históricamente dominado por varones desde la Antigüedad. Euclides es conocido por ser el fundador de la geometría. Pitágoras es popular por su teorema que explica cómo determinar el área de un triángulo rectángulo; y Arquímedes porque descubrió “pi”, entre otros logros.
Sin embargo, las mujeres también pueden aprender, investigar y hacer grandes contribuciones en matemática, pero han sido escasamente visibilizadas. A la mayoría les cuesta avanzar en la carrera y conseguir apoyo en becas, subsidios y premios, pero la brecha de género está en discusión, y hay vientos de cambio hacia una mayor inclusión.
Una de las primeras fue la filósofa y educadora Hipatia de Alejandría, que había nacido en Egipto hacia el año 350 y fue asesinada por motivos aún se debaten. Durante muchos siglos, se difundieron más los avances matemáticos realizados por varones, mientras que las mujeres tenían un acceso limitado a las herramientas de aprendizaje e investigación. En los años 1700 y 1800, varias mujeres empezaron a dejar su huella en el campo de las matemáticas, con la publicación de libros de texto, el desarrollo de investigaciones pioneras y la traducción de obras matemáticas antiguas del latín y el griego.
“A pesar de que es un campo que tradicionalmente consideramos como objetivo, neutro y transparente, las mujeres que trabajan en esta disciplina se encuentran con obstáculos que, con bastante frecuencia, pasan desapercibidos, como la poca presencia femenina en universidades y los prejuicios sobre las capacidades de las niñas para la matemática”, escribió Mariel Sáez, académica de la Pontificia Universidad Católica de Chile y coordinadora del libro Retratos de Matemática, que visibilizó a 24 mujeres de América Latina.
En la Argentina, entre muchas otras, se han destacado como matemáticas Regina Burachik, Graciela Chichilnisky, Claudia Sagastizábal, Rebeca Guber, Cora Ratto, Cora Sadosky, Patricia Sadovsky, y Alicia Dickenstein, quien se ha dedicado a geometría algebraica en 2015 recibió el Premio de la Academia Mundial de Ciencias en el área de Matemática.
“Históricamente las mujeres no solo han sido relegadas en las carreras como matemáticas sino que para algunas personas está mal visto que se dediquen a trabajar en ese campo. Ahora se le está dando más visibilidad a la presencia de las matemáticas y a sus contribuciones a nivel global. Pero hay que tener en cuenta que a la hora de otorgar becas, subsidios y premios puede haber sesgos de género sobre qué se define por excelencia”, dijo a Infobae la doctora Alicia Dickenstein, del Conicet y la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires.
Durante estos últimos veinte años, algunos departamentos universitarios de matemáticas se han ido diversificando poco a poco y las mujeres obtienen una mayor proporción de doctorados en lo que solía ser un campo casi masculino, según informó la revista Nature, pero aún los principales premios siguen siendo casi exclusivamente para los hombres.
Recién en 2014, la iraní Maryam Mirzakhani fue la primera mujer galardonada con la Medalla Fields, uno de los premios más prestigiosos en matemática. El Premio Shaw de Ciencias Matemáticas también ha recaído hasta ahora en una sola mujer: Claire Voisin lo recibió en 2017. Los premios Wolf y Crafoord nunca han premiado a mujeres en el campo de las matemáticas. Tampoco el Premio Breakthrough de Matemáticas, de 3 millones de dólares, fundado por el multimillonario ruso Yuri Milner.
Recién en 2019 la estadounidense Karen Uhlenbeck fue galardonada con uno de los mayores honores: el Premio Abel otorgado por la Academia Noruega de Ciencias y Letras. Tras ganar el premio, la doctora Uhlenbeck decidió donar parte de su premio para un programa para apoyar y mejorar los programas de investigación y las colaboraciones de los matemáticos a mitad de carrera que sean miembros de un grupo minoritario subrepresentado.
Días atrás se anunció que la ganadora es la matemática argentina Malena Español, que se graduó como licenciada en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires, se doctoró en la Universidad de Tuft y ahora trabaja como profesora de la Universidad del Estados de Arizona, en los Estados Unidos.
La doctora Español, que empezó a interesarse en la matemática cuando su padre le sugirió anotarse en las Olimpíadas escolares durante la infancia, contó a Infobae que usará la beca que ganó para pagar viajes para realizar trabajos con colaboradores y alumnos, asistir a conferencias y presentar trabajos, pagar membresías a asociaciones de matemática, y, entre otras actividades, organizar seminarios de matemática con expositores que hablen en español e inglés.
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