Tras su reunión de Tsai Ing-wen con el líder de la Cámara de Representantes estadounidense, Kevin McCarthy, el régimen de Beijing desplegó tres buques de guerra y un helicóptero en las inmediaciones de la isla.
La presidente de Taiwán, Tsai Ing-wen, aseguró este jueves que su gabinete está trabajando árduamente para impedir la injerencia del régimen de China en sus aguas territoriales.
“Durante mi estadía en el extranjero, nuestro equipo de seguridad nacional vigila de cerca la situación. Nuestra acción consiste en garantizar una navegación segura en alta mar a nuestros buques e impedir injerencias de China en nuestras aguas territoriales”, aseguró la mandataria antes de partir de Estados Unidos, donde estuvo unas horas, a su ida a Guatemala y a su retorno de Bélice.
La presidente taiwanesa había emprendido esta breve gira por Centroamérica que incluyó la visita de estos dos países que aún reconocen su soberanía, luego de que -recientemente- Honduras pusiera fin a su amistad para acercarse al régimen Chino.
A su vuelta de la isla, Tsai estuvo unas horas en California donde, la víspera mantuvo una reunión con el presidente de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, lo que lo convirtió en la figura estadounidense de mayor rango en reunirse con un líder taiwanés en en el país en décadas. En el encuentro, la mandataria asiática agradeció al legislador el apoyo prestado a su isla el último tiempo y subrayó la importancia de “ser fuertes” para mantener la paz.
“Para preservar la paz debemos ser fuertes. Somos más fuertes cuando estamos juntos”, dijo, a lo que McCarthy agregó que “nuestro vínculo es más fuerte ahora que en cualquier otro momento (...) Taiwán es una democracia exitosa, una economía próspera y un líder global en salud y ciencia”.
Estas declaraciones enfurecieron a China que, horas más tarde, desplegó tres buques de guerra y un helicóptero en las inmediaciones de la isla. La flota está encabezada por el buque Shandong, que tiene -a su vez- previstas maniobras en el Pacífico oriental.
El paso de estas naves se registró unos 400 kilómetros al sur de Taiwán y provocó, como respuesta, el despliegue de aviones de combate, barcos de la Marina y la activación de sistemas terrestres de lanzamiento de misiles por parte del Ministerio de Defensa local.
Junto a estas maniobras, el ministro de Exteriores de Xi Jinping alertó que su país tomaría “medidas firmes y absolutas para defender nuestra soberanía e integridad territorial”, a pesar de que la administración de Joe Biden ya había adelantado estos encuentros bilaterales en el país y había pedido a China “no sobrerreaccionar” ante estas visitas cuyo carácter no es “oficial”.
Por otro lado, este jueves la administración china de seguridad marítima de Fujian puso en marcha una operación especial conjunta de patrulla e inspección que durará tres días y está situada en las zonas central y septentrional del estrecho de Taiwán.
Según explicaron las autoridades marítimas, se trata de inspecciones in situ en buques de carga directa y buques de construcción a ambos lados del paso, con el objetivo de “garantizar la seguridad de la navegación de los buques y garantizar el funcionamiento seguro y ordenado de proyectos clave en el agua”, aunque -en realidad- se trataría de una represalia por la visita.
Taiwán aseguró que este tipo de acciones no deben ser avaladas y los navieros intimidados por estas operaciones deben avisar a los guardacostas para que les presten asistencia. “Si la parte continental insiste en tomar medidas unilaterales, creará obstáculos a los intercambios normales entre ambas partes. Nos veremos obligados a tomar las medidas correspondientes”, añadieron.
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