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Programas de EE.UU en América Central para fortalecer el trabajo local y reducir la emigración

La intención de migrar baja a casi un 80% cuando la población participa en programas que les da oportunidades en su país, aseguró funcionaria del gobierno norteamericano.

El gobierno de Joe Biden entiende que una de las mejores formas de lograr bajar las cifras de migración hacia Estados Unidos es atacando las causas de raíz que provocan que millones de latinoamericanos quieran escapar de su país viajando hacia el norte. En ese sentido, bajo el liderazgo de la vicepresidenta Kamala Harris, la administración desarrolla algunas estrategias para atacar la corrupción, ayudar a generar mejores condiciones de empleo, acrecentar la seguridad y denunciar violaciones a los derechos humanos así como atacar la violencia de género.


Esas son las principales causas que llevan a los migrantes a irse de sus países, entiende EEUU, y es por eso que la administración de Biden decidió destinar para estos cuatro años unos US$ 4 mil millones en planes para el norte de América Central.



Uno de los programas desarrollados busca fomentar el conocimiento de los trabajadores de sus derechos laborales, porque entienden que esa es la mejor manera de fomentar que los ciudadanos puedan acceder a trabajos dignos. Así lo explicó la la subsecretaria adjunto de Asuntos Internacionales del Departamento del Trabajo, Molly McCoy, en un evento organizado el viernes 4 por el Diálogo Interamericano en Washington para conversar sobre América Central.


“Yo vengo del movimiento obrero. Hace 10 años no hubiéramos tenido la conversación sobre por qué los derechos laborales, por qué los sindicatos independientes y por qué el trabajo decente es fundamental para la democracia”, dijo McCoy.


En ese sentido descató algunos programas que EEUU desarrolla en países de América Central. “Me gustaría hablar sobre algunas cosas que hemos hecho bajo la estrategia de (atacar las) causas fundamentales (de la migración). Sindicatos independientes, derechos laborales, trabajo decente, es lo que consideramos que permite a las personas quedarse y vivir en sus comunidades”, dijo la funcionaria y continuó: “Obviamente tener un trabajo que pague un salario decente no solo mantiene a sus hijos, sino que también le brinda la libertad de convertirse en un ciudadano activo y comprometido. Nadie que esté trabajando 80 horas a la semana tiene tiempo para asistir a un mitin, votar, interactuar con vecinos, ir a la iglesia. Necesitas un sustento de trabajo decente para tener ese tipo de libertad”.


Bajo esa mirada es que el Departamento de Trabajo de EEUU destina unos US$ 40 millones en programas de cooperación técnica para apoyar a grupos de la sociedad civil, el gobierno y los empleadores para mejorar buscar mejoras en las condiciones laborales en la región.


Puso como ejemplo de esos programas uno que trabaja con el movimiento de Honduras que “ha asegurado aumentos salariales a través de negociaciones colectivas para cerca de 500 trabajadores bananeros”, dijo McCoy. “Ese mismo sindicato también ha negociado cláusulas en convenios colectivos y convenios multinacionales con marcas de banano contra la violencia y el acoso de género”, agregó.


Otro ejemplo de programa similar es en el sector azucarero en El Salvador. Allí los trabajadores, según el relato de la funcionaria, tienen problemas severos de enfermedades renales crónicas. A través de esta cooperación técnica de EEUU se han logrado acuerdos entre la Asociación de Productores de Azúcar y los trabajadores sobre normas de seguridad y salud en el trabajo.


“¿Por qué estos dos ejemplos son importantes? Son regiones agrícolas de muy bajos ingresos, que son tremendamente susceptibles al cambio climático y son áreas donde mucha gente migra”, agregó McCoy.


La estrategia de fondo


Según explicó en el mismo evento Eric Jacobstein, subsecretario adjunto de la oficina para América Latina del Departamento de Estado, la estrategia de aportar en cuatro años unos 4 mil millones de dolares a América Central parte de la base de que al brindar “esperanza y oportunidad a las personas” se ofrece una “herramienta para mejorar la estabilidad regional” lo que a la larga “ayuda a los centroamericanos a construir un futuro en su casa y garantizar que las personas no tengan que hacer más el peligroso viaje” rumbo a Estados Unidos.


“Los problemas que enfrentamos en Centroamérica son obviamente desafíos a largo plazo y tenemos claro que ese cambio no ocurrirá de la noche a la mañana. Nuestros esfuerzos aquí requieren una atención sostenida”, dijo Jacobstein.


En ese sentido mencionó a la pobreza extrema, la violencia de género,la seguridad ciudadana, la “mala gobernabilidad” y la “corrupción endémica”. Agregó que hay “otros factores agudos” que, incrementados por el cambio climático, también inciden en la migración como los desastres naturales y la inseguridad hídrica y alimentaria.


Para eso es que en mayo de 2021 Harris lanzó el Llamado a la Acción para el Norte de Centroamérica, por el que busca que compañías estadounidenses realicen inversiones en El Salvador, Guatemala y Honduras. A través de este programa ya se canalizaron US$ 4.200 millones.


“Han conectado a 4.000.000 personas a Internet. Atrajeron a más de un millón de personas a la economía financiera formal y han capacitado a casi 500.000 personas”, dijo el subsecretario adjunto del Departamento de Estado para la región.


Resultados de la estrategia


La Agencia de EEUU para el Desarrollo Internacional (USAID, por sus siglas en inglés) también ha realizado diversos programas en estos tres países donde se focalizan los programas de ayuda.


Mileydi Guilarte, sistente adjunta de la oficina para América Latina y el Caribe de USAID, dijo en el evento del Diálogo Interamericano que ya empezaron a ver resultados sobre la migración en las personas alcanzadas por sus programas de asistencia.


“Las personas que participan en nuestros programas en áreas de alta migración ahora tienen la intención de migrar a una tasa casi un 80 % más baja que la población general”, dijo Guilarte.


“La gente no tomaría el peligroso viaje si tuvieran oportunidades en casa. Así que en los últimos dos años hemos trabajado con el sector privado e incluso con pequeñas y medianas empresas para crear y mantener más de 100.000 puestos de trabajo”, agregó la funcionaria de USAID. Esto ha implicado trabajar por ejemplo con agricultores y principalmente en empresas dirigidas por mujeres que tenían como actividad principal la agricultura de subsistencia. “Ahora están creando trabajo y oportunidades”, dijo. Contó como ejemplo el caso de una mujer, cuyo esposo migró a EEUU y fue deportado. Luego de la finaciación recibida pudo crear un negocio y ambos quedarse en su país.

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