La presencia de un pequeño perro que corría despavorido por las inmediaciones de la zona especial designada para los elefantes en el zoo de St. Louis, habría asustado a la manada.
Autoridades del zoológico de San Luis en Missouri, investigan las causas asociadas a la muerte repentina de Rani, una elefanta asiática de 27 años, después de que su manada se perturbara por la presencia de un perro que corría suelto por las inmediaciones del Granero de Elefantes, un área no accesible al público dentro del zoo ubicado en el extenso Forest Park.
Aunque Rani no vio al perro, ya que se encontraba dentro del granero alimentándose, comenzó a mostrar signos de inquietud en respuesta a las vocalizaciones de la manada que sí se vio perturbada por la presencia del canino. Poco después, la elefanta colapsó y a pesar de los esfuerzos por revivirla, no pudo ser salvada, “murió a las 16.00 horas del viernes 13 de octubre de 2023” explicó el zoológico a través de su cuenta en Instagram.
“El equipo de cuidado de elefantes observó que Rani se agitaba como reacción a las vocalizaciones de la manada. Vieron a Rani dar vueltas y vocalizar, todo ello en un periodo muy breve, antes de desplomarse” explicaron. De momento se han podido conocer los resultados preliminares de la necropsia que revelaron algunos cambios preexistentes en el corazón de Rani, aunque se desconoce si estos influyeron en su deceso, según confirmó USA Today.
Michael Macek, director del zoológico de San Luís, expresó en un comunicado en Instagram, su devastación ante la muerte de Rani y solicitó el apoyo de la comunidad durante este difícil momento. “Nuestro equipo de expertos profesionales en el cuidado de animales hizo todo lo posible, pero no pudimos salvar a Rani”, lamentó.
Por parte de los cuidadores, no está claro cómo el perro ingresó al zoológico, que sólo permite la entrada de animales de servicio con ciertas restricciones y prohíbe la presencia de mascotas. Tras el incidente, el perro, que al parecer no tenía dueño, fue entregado a un refugio.
La historia de Rani
Rani y su madre, Ellie, llegaron al zoo de San Luís en julio de 2001, procedentes de otro centro animal aprobado por la Asociación de Zoológicos y Acuarios de Estados Unidos, un organismo sin fines de lucro, enfocado en la acreditación, defensa, promoción del conocimiento y en conservación de la vida silvestre que poya los esfuerzos de numerosos zoológicos y acuarios en todo el país.
Ellie, que tiene 52 años, sigue viviendo en St. Louis, mientras que Rani, a su vez, era madre de tres hijos: Jade, Kenzi y Avi, siendo Jade, de 16 años, la única permanece como parte de la manada de elefantes del zoológico.
Katie Pilgram-Kloppe, cuidadora en San Luís, resaltó que Rani era conocida por su característico sonido de chirrido al socializar con su familia, vocalizaciones únicas que fueron imitadas por Jade quien permanecerá en el zoo como un recuerdo de la belleza animal de su madre.
La Fundación Mundial de Vida Silvestre indica que los elefantes asiáticos están en peligro de extinción, con menos de 50,000 ejemplares en estado salvaje. La pérdida de hábitat y la caza furtiva son las principales amenazas para la supervivencia de esta especie, la cual es el mamífero terrestre más grande del continente asiático.
En este contexto, el Zoológico de San Luís se ha comprometido a conservar esta especie vulnerable a través de un trabajo conjunto con el Instituto WildCare para la Conservación del Elefante Asiático en programas de conservación en países como Sumatra, Indonesia, India y Laos.
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