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A un año de la invasión a Ucrania, ONU trata una resolución para exigir el cese de las hostilidades

Kiev y sus aliados esperan que el texto, sometido a votación al final de esta segunda jornada, obtenga tantos votos como la que fue apoyada por 143 países en octubre, que condenaron las anexiones rusas de varias regiones ucranianas.

Este viernes se cumple un año desde que las tropas de Vladimir Putin decidieron ilegalmente invadir Ucrania, por lo que la Asamblea General de la ONU se pronunciará sobre una resolución respaldada por Kiev y sus aliados que pide una paz “justa y duradera” y el cese de las hostilidades.


Es un momento decisivo para mostrar apoyo, unidad y solidaridad”, dijo desde la tribuna el canciller ucraniano, Dmytro Kuleba, en la primera jornada de este debate sobre la intervención rusa que comenzó 24 de febrero de 2022.


“Nunca en la historia reciente la línea entre el bien y el mal ha estado tan clara. Un país quiere simplemente sobrevivir. El otro quiere matar y destruir”, agregó.


Kiev y sus aliados esperan que el texto, sometido a votación al final de esta segunda jornada, obtenga al menos tantos votos como una resolución de octubre en la que 143 países condenaron las anexiones rusas de varias regiones ucranianas.


El proyecto de resolución, no vinculante, “subraya la necesidad de lograr lo antes posible una paz global, justa y duradera en Ucrania de conformidad con los principios de la Carta de las Naciones Unidas”.


También reafirma el apego a la integridad territorial de Ucrania, exige la retirada inmediata de las fuerzas rusas y pide un cese de hostilidades.


El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, se unió al pedido de paz al criticar el miércoles una invasión que es “una afrenta a nuestra conciencia colectiva”. “Las posibles consecuencias de la escalada del conflicto son un peligro claro y ya están ahí”, señaló.


A imagen del presidente Vladimir Putin, que esta semana acusó a Occidente de querer “acabar” con Rusia y prometió cumplir “sistemáticamente” con los objetivos de la invasión, el embajador ruso en la ONU, Vasili Nebenzia, arremetió contra los aliados de Kiev.


“En su deseo de infligir una derrota a Rusia de cualquier forma posible, no solo están dispuestos a sacrificar a Ucrania, están dispuestos a arrastrar al mundo entero al abismo de la guerra”, afirmó.


No es una cuestión de “Occidente contra Rusia”, replicó el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell. “Esta guerra ilegal afecta a todo el mundo: el Norte, el Sur, el Este y el Oeste”, recordó.


Las tres resoluciones vinculadas a la invasión rusa votadas en la Asamblea General en el último año recogieron entre 140 y 143 votos a favor, menos de 40 abstenciones y cinco países que votaron sistemáticamente en contra (Rusia, Bielorrusia, Siria, Corea del Norte y Eritrea).


Otra resolución algo distinta en abril, que suspendió a Rusia del Consejo de Derechos Humanos, recibió menos consenso: 93 votos a favor, 24 en contra y 58 abstenciones. De su lado, China, que se abstuvo en todas estas votaciones, intentó ejercer el miércoles de mediadora al presentar en Moscú su visión para “una solución política” del conflicto.


El jefe de la diplomacia china, Wang Yi, fue recibido en el Kremlin tras entrevistarse con su homólogo ruso Serguéi Lavrov. “Los interlocutores chinos nos comunicaron sus reflexiones sobre las causas profundas de la crisis ucraniana, así como sus planteamientos para una solución política”, pero “no se abordó ningún plan de paz por separado”, precisó el ministerio ruso de Relaciones Exteriores en un comunicado.


Esta semana estuvo marcada por el discurso de Putin reafirmando su intención de mantener la invasión a Ucrania y anunciando su retirada del tratado de desarme nuclear New Start firmado en 2010 con Estados Unidos.


El presidente estadounidense, Joe Biden, dijo el miércoles a la cadena ABC desde Varsovia que la decisión era “un gran error”, pero matizó que no había indicios de que Putin “esté pensando en usar armas nucleares”.


A lo interno, después de un año de invasión, se hacen cada vez más notorias las tensiones en Rusia entre el comando militar y el grupo paramilitar Wagner, que participan de una ofensiva frenada por la resistencia ucraniana y el apoyo occidental.


Como muestra de estas tensiones, el jefe del grupo de mercenarios, Yevgueny Prigozhin, pidió el miércoles a la población que presione al ejército para que entregue municiones a sus mercenarios desplegados en la batalla por Bakhmut, uno de los puntos calientes del frente.

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