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Por primera vez el mundo vive a una temperatura promedio 1,5 grados Celsius más alta

Es la primera marca que deja atrás el objetivo global contra el cambio climático. El récord de julio no implica que se haya fracasado, pero es una señal de alerta sobre las temperaturas extremas.

El mundo ha experimentado recientemente un importante hito climático, ya que las temperaturas de julio se dispararon hasta niveles 1,5 grados Celsius (o 2,7 grados Fahrenheit) superiores a los de la época preindustrial. Estos datos, facilitados por el Servicio de Cambio Climático de Copernicus, marcan el mes de julio como el más caluroso jamás registrado, superando el récord anterior en la asombrosa cifra de 0,35 grados centígrados (0.63 grados Fahrenheit).


Este repunte de la temperatura no es un hecho aislado, según consigna un artículo publicado en The Washington Post. El mundo ha visto subir las temperaturas por encima de 1,5 grados centígrados en varias ocasiones, pero estos casos se produjeron durante los meses de invierno del hemisferio norte, lo que disminuyó su impacto en las regiones densamente pobladas. El calor récord de julio, sin embargo, coincidió con el verano para la mayor parte de la población mundial, lo que supone un claro anticipo de lo que podría ser la vida en un mundo cada vez más cálido.


A pesar de esta alarmante evolución, el mundo aún no ha fracasado en su objetivo de evitar un aumento de la temperatura superior a 1,5 grados centígrados. Para cruzar oficialmente ese umbral, las temperaturas tendrían que superar una media de 1,5 grados centígrados durante varios años consecutivos, no un solo mes. Las estimaciones científicas actuales sugieren que, sin una reducción significativa de las emisiones, podríamos superar la marca de los 1,5 grados centígrados en torno a 2030.


Los efectos de este aumento de la temperatura ya se dejan sentir en todo el mundo. Phoenix soportó temperaturas superiores a los 43.3 grados Celsius (110 grados Fahrenheit) durante 31 días consecutivos, con picos que alcanzaron los 47.8 o 48.3 grados Celsius (118 o 119 grados Fahrenheit). En Europa, Roma registró una temperatura récord de 41.7 grados Celsius (107 grados Fahrenheit), mientras que los habitantes de Pekín recurrieron a mascarillas o “facekinis” para protegerse del sol. En el Golfo Pérsico iraní, el índice de calor alcanzó unos insoportables 66.7 grados Celsius (152 grados Fahrenheit).


Los científicos llevan tiempo prediciendo estas temperaturas extremas como consecuencia del cambio climático. A pesar de que algunos países desarrollados han reducido su consumo de carbón, petróleo y gas, las emisiones mundiales no han hecho más que estabilizarse. Mientras las emisiones se mantengan por encima de cero, el planeta seguirá calentándose.


Uno de los aspectos más inquietantes de esta tendencia al calentamiento es la velocidad a la que la gente se adapta a él. Lo que antes se consideraba un récord empieza a parecer la nueva normalidad al cabo de pocos años. Sin embargo, mientras que algunos aspectos del calentamiento de las temperaturas pueden convertirse en habituales, otros no lo serán. Las infraestructuras, como las redes eléctricas, las carreteras y los puentes, están sometidas a una presión cada vez mayor a medida que las temperaturas superan sus límites de diseño.


La marca de 1,5 grados centígrados no es un punto de inflexión definitivo, pero representa el objetivo global para mantener el cambio climático en un nivel manejable. Cada aumento de la temperatura agrava los posibles efectos. Como advierte el climatólogo Andrew Dessler, “la próxima décima de grado va a ser mucho peor que la última décima de grado”.


El mundo se encuentra en un punto de inflexión. La realidad de un planeta que se calienta no es una posibilidad lejana, sino una vivencia actual, como lo demuestra el récord de calor de julio. Este no es un momento para la complacencia o la adaptación pasiva, sino para la reflexión y la acción. La necesidad de reducir las emisiones y frenar el calentamiento global se vuelve cada vez más urgente. Cada décima de grado cuenta, y cada acción que tomemos hoy tendrá un impacto en el mundo del mañana.


Julio de 2023, fue mes más cálido en el mundo desde que hay registros


Julio de 2023 se convirtió en el mes más caluroso registrado a nivel mundial, según datos de ERA5 del Servicio de Cambio Climático de Copernicus (C3S) de la Unión Europea, analizados por la Organización Meteorológica Mundial (OMM). La temperatura media global del aire en la superficie durante los primeros 23 días de julio fue de 16,95ºC (62.51ºF), superando el récord anterior de 16,63ºC (61.93ºF) en julio de 2019. Estas altas temperaturas se vincularon con las olas de calor en América del Norte, Asia y Europa, y los incendios forestales en Canadá y Grecia. Julio de 2023 se convirtió en el mes más caluroso registrado.


El secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, declaró que “la era del calentamiento global ha terminado, hemos entrado en la de la ebullición global”. La OMM predijo un 98% de probabilidad de que al menos uno de los próximos cinco años sea el más cálido jamás registrado. El director del C3S, Carlo Buontempo, advirtió que las emisiones antropogénicas fueron el principal impulsor de estas temperaturas en aumento. El secretario general de la OMM, Petteri Taalas, enfatizó la necesidad urgente de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.

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