Se acerca a la Tierra el cometa 3I/ATLAS, que algunos señalan como una nave interestelar inteligente
- El Blog News

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El objeto que desafía las leyes físicas conocidas obtuvo su mayor brillo al pasar cerca del Sol. Los astrónomos se preparan para observarlo detalladamente en diciembre.

A 200.000 kilómetros por hora (60 km por segundo), el cometa 3I/ATLAS viaja por el Sistema Solar a una velocidad vertiginosa. Y mientras hoy ya pasó lo más cerca del Sol en su único viaje por nuestro vecindario cósmico, los astrónomos en la Tierra se preparan para observarlo con una amplia red de telescopios y sondas espaciales de acá a diciembre, cuando alcance su punto más cercano a nuestro planeta.
Es que este visitante interestelar, el tercero detectado hasta ahora en la historia astronómica terrestre, proviene de otra estrella y con una cola que desafía las leyes conocidas y una composición que nadie había visto, se convirtió en uno de los fenómenos astronómicos más intrigantes del año.
El 1 de julio de 2025, un telescopio del proyecto ATLAS instalado en Chile detectó algo fuera de lugar. Una luz débil cruzaba el cielo nocturno con un movimiento distinto al de los asteroides o cometas comunes.
Los astrónomos pronto confirmaron que no pertenecía al Sistema Solar. Su paso por el vecindario solar abrió un capítulo inesperado: un objeto que algunos describen como una cápsula del tiempo de los orígenes de la galaxia y otros, incluso, como una posible creación tecnológica no humana.
Desde su hallazgo, el cometa desató entusiasmo y controversia en igual medida. Su comportamiento no encaja del todo con lo que la ciencia conoce sobre estos cuerpos helados.
Se desplaza a 60 kilómetros por segundo, alcanzó hoy 29 de octubre su punto más cercano al Sol , a unos 210 millones de kilómetros de distancia, y el 19 de diciembre pasará relativamente cerca de la Tierra. Aunque no representa peligro alguno, su naturaleza sigue siendo un misterio que mantiene ocupados a observatorios en todo el planeta.
Un cometa fuera de todas las reglas
El cometa 3I/ATLAS no solo proviene de otro sistema estelar: parece desafiar la física que explica el comportamiento de los cometas.
A diferencia de los que se conocen, su chorro de material no se dirige en sentido contrario al Sol. Presentó una anti-cola, una corriente de gas y polvo orientada hacia la estrella, algo que desconcertó por completo a los especialistas.
Esta anomalía llevó al astrofísico de Harvard Avi Loeb a plantear hipótesis poco convencionales. “El objeto es una nave espacial alienígena que está desacelerando”, escribió Loeb, quien sugirió que la anti-cola podría representar un mecanismo de “empuje de frenado” que, una vez completado, daría lugar a una cola convencional.
Según el investigador, esta transición constituye un evento tipo “cisne negro”, inesperado y de alto impacto para la astronomía.
Loeb, conocido por su trabajo en el proyecto Galileo y la Iniciativa Black Hole de la Universidad de Harvard, no es un desconocido en el mundo científico. Su nombre se asocia con teorías que rompen moldes: en 2019 propuso que ‘Oumuamua, el primer objeto interestelar detectado, podría haber sido una sonda artificial enviada por otra civilización.
Años más tarde, vinculó unas esférulas metálicas halladas en el Pacífico con los restos de otro cuerpo interestelar. Con 3I/ATLAS, volvió a colocarse en el centro del debate.
“El objeto ha mostrado varias características anómalas y presentamos la hipótesis de que pueda tener origen tecnológico y posiblemente hostil”, afirmó junto a sus colegas Adam Hibberd y Adam Crowl.
Los telescopios de todo el mundo apuntaron hacia el cometa. Desde Chile hasta las Islas Canarias, los astrónomos recopilaron datos sobre su brillo, composición y trayectoria.
Las observaciones del Telescopio Óptico Nórdico de España confirmaron que el cometa desarrolló una cola convencional tras su misteriosa anti-cola inicial. En paralelo, instrumentos del Observatorio Gemini Sur en Cerro Pachón, también en Chile, revelaron una coma brillante y una cola cada vez más extensa, prueba de que el objeto se activaba con fuerza a medida que se acercaba al Sol.
El 3I/ATLAS mide aproximadamente 20 kilómetros de diámetro y pesa miles de millones de toneladas. Su tamaño lo convierte en el cuerpo interestelar más grande jamás registrado. Lo insólito es que, de ser natural, debería existir un número mucho mayor de objetos similares, más pequeños, que lo acompañaran. Sin embargo, no se detectó ninguno, lo que aumenta el misterio sobre su origen y sobre los procesos que podrían haberlo formado.






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