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Un viajero se quedó sin países para visitar y decidió fundar su propia nación en el desierto de California

Con territorio reivindicado y reglas inusuales, el autodenominado sultán traza su propia utopía desértica, libre de crocs y con peculiares elecciones.

Randy “R Dub!” Williams, conocido por su programa de radio “slow jams” y autoproclamado “sultán”, se enfrentó a un dilema poco común: había visitado todos los países posibles, excepto uno. Ante esta situación, el hombre no encontró mejor solución que fundar su propio “país”, la República de Slowjamastán, en un terreno de 4,4 hectáreas en el desierto de California.


Williams, que ha convertido su singular pasatiempo en un experimento sociopolítico, declaró la independencia de su “nación” el 1 de diciembre de 2021 desde su oficina al aire libre en Dublândia, la capital del territorio.


Con su traje mejor planchado y las gafas de sol en su rostro, el hombre no solo estableció un territorio independiente, sino que instauró leyes peculiares, como la prohibición de los zapatos Crocs.


Slowjamastán, aunque no reconocida oficialmente, cuenta con los símbolos de una entidad soberana: pasaportes, moneda propia (el “duble”) y hasta un himno nacional. Pero eso no es todo, ya que Williams lleva las cosas a un nuevo nivel.

La curiosa nación ya tiene más de 500 ciudadanos registrados y miles esperando su aprobación. Randy Williams abrió las fronteras de su república a turistas de todo el mundo, presentando Slowjamastán como una atracción singular, y espera crear la micronación más destacada del planeta.


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Inspirado por sus visitas a otras micronaciones, Williams se decidió por la fundación de Slowjamastán. Cuando visitó en agosto de 2021 la República de Molossia, un territorio de 4,5 hectáreas en Nevada, se encontró con estructuras políticas inusuales y actos de soberanía como la estampación de pasaportes y fotos fronterizas.


Lo que comenzó como una aventura se ha convertido en un proyecto de vida. Con el lema de “dictadura la mayor parte del tiempo”, Williams admitió que ocasionalmente permite elecciones para tomar decisiones sobre aspectos nacionales triviales, como la fruta o el deporte representativo del país.


Su vestimenta de sultán y su gobierno son una sátira de las peculiaridades políticas y dictatoriales que ha observado en sus viajes. Para Williams, la creación de Slowjamastán es una declaración sobre lo absurdo del poder y la autocracia.


La popularidad de esta micronación ha superado las expectativas, con miles de solicitudes de ciudadanía que significan que la gente está más que lista para participar en el experimento de Williams. Adicionalmente, Slowjamastan se ha vuelto una parada turística donde los visitantes pueden obtener un sello en el pasaporte o buscar al escurridizo mapache, el animal nacional.


Ahora, con planes para recaudar fondos y construir atracciones como un río artificial y una barbacoa mongola, Williams quiere expandir la experiencia de su país. Mientras tanto, continúa en busca de reconocimiento diplomático para su micronación, habiendo conseguido que 16 países sellen su pasaporte de Slowjamastán.


Aunque el reconocimiento de Estados Unidos pueda parecer una meta lejana, el hombre no pierde el humor y la esperanza. Pretende que Slowjamastán cumpla con los criterios de la Convención de Montevideo para ser considerada una nación soberana, y quizá, en algún momento, los mensajes enviados al presidente Joe Biden reciban respuesta y la peculiar “nación” del sultán Williams pueda ser reconocida en su totalidad.

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